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Blanqueamientos por Fotoactivación (productos que se activan por la luz)

Ya sea luz halógena o láser. Estos tratamientos se pueden realizar tanto en clinicas dentistas o simplemente desde tu casa empleando unos moldes a medida de los dientes llamadas Cubetas, donde se deposita un agente blanqueante.

Blanqueamiento dental. ¿SI o No?

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¿Que es una cubeta de blanqueamiento?


Una cubeta de blanqueamiento dental es entonces un dispositivo en forma de herradura de acrílico blando transparente que tiene marcadas las huellas de sus dientes para adaptarse perfectamente a ellos.

Sirve de vehículo para llevar el gel blanqueador de los dientes.
El blanqueamiento dental externo es actualmente
uno de los recursos estéticos más sencillos y conservadores.
Aunque se llama externo, lo que se blanquea es la dentina.
La corona del diente en su estructura está formada por esmalte,
que es la capa más externa,
la dentina, que es la capa intermedia,
y la pulpa dental, que es la estructura más interna.
El esmalte no tiene color, es traslúcido como el cristal.
La dentina es la que realmente da el color al diente.
Hemos de saber que el color interno, intrínseco de la dentina,
viene determinado genéticamente.
Es una característica innata de cada uno de nosotros,
como lo es el color de nuestra piel.
Puede llegar a tener una enorme variedad de colores dentro del blanco.
Naranja-amarillo, gris-verdoso, gris-rosado o marrón-rojizo
Y, dentro de cada uno de estos grupos, distintas gradaciones de intensidad.
El profesional determinará ese color base.
Este color no se modifica con ningún blanqueamiento,
Lo que se puede conseguir es aclararlo en mayor o menor medida.
Por explicarlo de una manera sencilla,
estamos hablando siempre del blanqueamiento del color base
que se localiza en el interior del diente,
ya que las manchas externas, como pueden ser las del tabaco
u otras tinciones en la superficie del diente,
pueden ser fácilmente eliminadas con una limpieza bucal profesional.
No hay que confundir las manchas de esmalte por agentes externos
con la coloración intrínseca del diente,
razón por la cual la limpieza de boca y el blanqueamiento
son dos procedimientos odontológicos diferentes.
Antes de iniciar un tratamiento de este tipo habrá que estudiar el caso
para no dar falsas expectativas.
Hay que decir asimismo que la intensidad del blanqueamiento
dependerá de cada paciente y de su edad,
siendo a más joven, mejor respuesta,
y que en general responden bien casi todos los dientes.
Incluso en muchos casos los tetraciclínicos,
que son aquellos con franjas marrones o grises,
si bien en estos últimos no desaparecen las franjas mencionadas,
sino que sólo se aclararán.
Nunca con un blanqueamiento van a desaparecer.
El blanqueamiento no es como “calear” o pintar una pared.
El blanqueamiento dental externo se hará sin anestesia
para poder percibir las sensibilidades,
ya que es en realidad el diente el que nos va a indicar
hasta donde podemos blanquear,
de nada nos vale tener un diente blanquísimo si nos queda hipersensible.
Si durante el procedimiento las sensibilidades son muchas,
habrá que parar y seguir en otra sesión,
o parar ahí definitivamente el tratamiento
porque el diente no nos permite ir más lejos.
Al finalizar el tratamiento y al día siguiente
los dientes pueden y suelen quedar ligeramente sensibles,
así como la encía circundante,
incluso en ocasiones puede requerir la toma de analgésicos el día del tratamiento,
pero hemos de decir que estas molestias, de haberlas,
son pasajeras y de intensidad baja si se siguen los protocolos correctos.
Una vez realizado el blanqueamiento,
en unos días los dientes van a seguir blanqueando
y el color final obtenido se mantendrá así de inalterable durante unos 2 a 7 años,
dependiendo mucho de cada paciente.
Aun cuando pierda intensidad al cabo de estos años,
el color nunca volverá a ser como el del inicio.
En el caso de que recidive un poco,
bastará con hacer una sesión de recordatorio más corta que la inicial.
En los casos indicados se puede utilizar una pasta blanqueante
como refuerzo durante una temporada.
Siempre bajo control profesional.
Las técnicas actuales de blanqueamiento se basan
en la utilización de dos productos.
El peróxido de carbamida, para los tratamientos ambulatorios,
y el peróxido de hidrógeno, para los tratamientos en clínica.
Estos productos son capaces, mediante la activación por calor y/o luz especial,
de desprender moléculas de O2 que pueden “filtrarse”
a través del esmalte de los dientes, que es el tejido superficial,
hasta llegar a los túbulos dentinarios.
Existen aproximadamente 15.000 túbulos dentinarios/mm2.
Así, el tejido que está debajo del esmalte, la dentina,
que es el que da color a los dientes,
sufre un blanqueamiento,
dando la sensación de que el esmalte es más blanco.
El blanqueamiento de tipo ambulatorio tiene limitaciones.
Los dientes se pueden blanquear entre 2 a 4 grados
o tonos de la escala cromática,
pero lo hacen de una manera homogénea,
por lo que las bandas o vetas más oscuras,
aunque resulten aclaradas, no desaparecen.
Debe saber que no se consigue un blanqueamiento ilimitado.
una vez alcanzado un cierto punto de blanqueamiento, el gel ya no tiene efecto.
Igualmente, el efecto blanqueador tampoco es indefinido.
Un tiempo después de haber terminado el tratamiento
se empieza a producir una ligera recidiva del antiguo color.
Este oscurecimiento, que podríamos cifrar en un 10 %,
se puede combatir repitiendo una sesión de gel blanqueador
cuando observe el oscurecimiento,
y puede prevenirse notablemente con una sesión mensual de blanqueamiento,
como mantenimiento.
El efecto blanqueador requiere cierto tiempo.
Generalmente es cuestión de varias semanas.
No se acelera con poner mayor cantidad de gel en las cubetas
o con tenerlas colocadas más tiempo que el recomendado.
El blanqueamiento requiere sesiones y sesiones de un tiempo determinado,
y no mayor, para minimizar la sensibilidad dentaria.
Existen actualmente multitud de productos que el usuario puede conseguir
con el objetivo de obtener unos dientes más blancos.
Es importante hacer un diagnóstico previo
para descartar enfermedades en dientes y encías de base,
como gingivitis o caries,
que puedan contraindicar el blanqueamiento dental
sin antes haber tratado esas enfermedades.
Otro problema de realizar un blanqueamiento dental sin supervisión
es que al usar productos abrasivos
estos pueden crear quemaduras en encías y mucosas.
Incluso derivar en la muerte del diente si la pulpa se ve afectada.
Los productos y geles blanqueantes que se pueden obtener
a modo de KITS para blanquear los dientes,
tienen una concentración muy baja de sustancias blanqueadoras,
y está regulado por la normativa europea,
permitiendo una concentración no mayor del 0,1%
para adquisición para uso no profesional.
Por tanto, tienen muy poco efecto a largo plazo,
solamente podrán prevenir o eliminar pequeñas manchas.
Por su parte los blanqueamientos con luz, solamente funcionan
si se combina con ciertos productos
y han de llevarse a cabo en un centro profesional
y bajo supervisión odontológica,
ya que pueden dañar la pulpa dental por un exceso de temperatura.
El uso de carbón activado, que tan de moda en redes sociales,
es un elemento que se lleva usando muchos años
en otras áreas de la medicina para tratar intoxicaciones.
Esto es debido a su gran capacidad de adsorción.
No existen estudios que demuestren su capacidad blanqueante,
sin embargo sí pueden eliminar pequeñas manchas superficiales del esmalte.
Puede ser también un efecto óptico,
ya que al manchar los dientes de negro y después enjuagarse
da el aspecto de que quedaron más blancos.
Asímismo no se conoce exactamente su capacidad abrasiva,
por tanto es importante fijarse en la composición de la pasta
que contenga este carbón y comprobar su RDA,
un índice que mide la capacidad abrasiva del esmalte
de diferentes dentífricos,
que no ha de superar los 200.
El bicarbonato de sodio tiene una baja capacidad abrasiva,
un índice de 7 en la escala RDA,
por tanto podrá eliminar pequeñas manchas superficiales,
pero nunca blanquear el diente,
ya que no es capaz de penetrar en la dentina y modificar su color.
Su uso se considera seguro,
y de hecho es usado mediante un spray con agua a presión
en las clínicas dentales como parte de las profilaxis periodontales
para eliminar manchas superficiales.
El limón es un elemento muy ácido,
con un pH de alrededor de 2.4,
lo que provoca erosión en el esmalte,
con graves consecuencias como sensibilidad dental
y afectación de la pulpa del diente.
Cuanto más esmalte se pierde, más amarillo será el diente,
ya que se transparentará el color de la dentina.
Por tanto el limón no es capaz de blanquear los dientes.
Muchos componentes de los geles blanqueantes profesionales
contienen compuestos similares a los del agua oxigenada,
con lo cual su uso sin supervisión
puede suponer un riesgo muy importante para la salud de sus dientes.